lunes, 22 de diciembre de 2014

SOÑANDO

22 de diciembre. Pistoletazo oficial a las navidades 2014. Día de la lotería.

Yo aprovecho este día para soñar despierta, con el convencimiento de que me acostaré esta noche con el mismo número de ceros en mi cuenta corriente que los que tengo ahora mismo ( no es pesimismo, es pura estadística) una se siente inspirada para imaginar que pasaría si los repeinados niños cantarines de San Idelfonso recitaran cual música celestial el número que guardo en mi cartera.

Nunca he sido nada ostentosa ni de gustos caros, detesto el marquismo e ir como una mujer anuncio haciendo publicidad gratuita de los bolsos que uso ( que por cierto, suelen ser de tiendas bastantes asequibles o en su caso súper chollos de mercadillo...) así que dudo mucho que me vieran por la milla dorada de Madrid derrochando a diestro y siniestro mis recién estrenados millones.

Detesto conducir, por lo que sospecho que tampoco me  verían entrar  en ningún concesionario de coches de lujo y salir de allí a bordo de un súper deportivo rojo, otra cosa es que contratase a un chófer que me llevase tipo paseando a Miss Daisy ahorrándome así los cabreos matutinos de los atascazos de la N1 ( dentro de mi Fiat 500 por supuesto...)

Estoy bastante satisfecha con la casa en la que vivo, de corazón dudo que  me vieran entrar en ninguna inmobiliaria decidida a dilapidar mi fortuna en una palacete tipo la Zarzuela con mas cuartos de baños que culos en mi casa para ocuparlos, y por supuesto, lo siento por Bruno, pero nada de calefacción para la caseta del perro.

Vamos, que me pongo a soñar y realmente me doy cuenta de nuevo de lo afortunada que soy, tampoco dejaría de trabajar, adoro mi trabajo, no me veo pasándome los días en el gimnasio o en la peluquería o en la clínica de estética operándome hasta el moño, así que soy consciente de que hay tantísimas  personas para las que estos millones de hoy sin duda son imprescindibles, y también es algo que tendría en cuenta, me inculcaron desde pequeña la felicidad de hacer felices a los otros, y de compartir con aquellos que más lo necesitan, y siempre he sido mucho más de regalar que de recibir.

Aunque debo confesar que tengo un capricho desde pequeña que si me daría, eso con lo que sí sueño, algo que pedía insistentemente a los reyes y nunca me trajeron...

Ojalá que la suerte sea generosa con aquellos que más lo necesitan, yo mientras tanto seguiré soñando con mi caballo blanco...

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