Nos dice la ciencia que el cariño puede acelerar el
crecimiento del cerebro... menuda novedad¡¡¡ El afecto hacia los niños puede determinar de manera
muy significativa su desarrollo. Y si la actitud afectiva influye en la
formación del cerebro, es un aspecto que la educación debe tener en cuenta.
La ciencia ha demostrado que el cerebro humano es plástico, que el cerebro humano se adapta a la actividad que la persona realiza y puede cambiar su estructura de forma visible. El cerebro se va esculpiendo a lo largo de la vida con lo que la persona siente, piensa y hace. Y esta plasticidad del cerebro es especialmente importante en los primeros años de vida, en los años de nuestra infancia.
Creo que ya nadie dudará a estas alturas que resulta más importante el modo de
educar en los primeros años de vida que en etapas posteriores. Los primeros
años de vida de los niños van a ser decisivos para determinar su futuro. La
educación que reciban en este período va a ser vital. Y debemos recordar que la
educación la reciben a través de una doble vía: la educación formal en la
escuela y la educación no formal en su entorno directo, básicamente la familia.
El cariño influye en el
desarrollo del hipocampo, ¿ Quiere esto decir que los niños más queridos tienen más posibilidad de desarrollar los aspectos del cerebro alojados ahí? Pues parece ser que sí....
El profesor de neurobiología de
la Universidad McGill Michael Meaney demostró, con sus investigaciones, cómo
influye el cuidado de las madres en el cerebro de sus crías. El experimentó se
realizó con ratas ( bonita comparación, por cierto....). Las madres ratas que lamían más a sus crías provocaban
cambios en ellas que se traducían en la generación de más neuronas y en un
mayor desarrollo de la parte del cerebro que regula la memoria o el aprendizaje
(hipocampo).
Lo mismo se demostró unos años
más tarde con humanos en un estudio llevado a cabo en por la Dra. Joan Luby en
la Universidad de Washington, demostrando la influencia que tiene el cariño en
el desarrollo del cerebro humano.
El cariño puede acelerar el
crecimiento del cerebro. Por ello, más allá de contenidos académicos
tradicionales, de enseñar a leer, de enseñar a sumar y restar… las
investigaciones nos muestran que el afecto es un instrumento enormemente
poderoso en el desarrollo cerebral y cognitivo de los niños.
Está igualmente de sobra reconocido a nivel científico que la familia influye en el
desarrollo del lenguaje
Otra prueba de cómo afecta el
entorno del niño en su educación nos la ofrecen los estudios de James Heckman,
premio Nobel de Economía del año 2000, sobre la calidad del ambiente educativo
familiar.Entre sus múltiples trabajos,
encontramos un estudio sobre la influencia de la calidad educativa en la
familia. Heckman ha proclamado siempre que la primera causa de desigualdad
entre las personas la constituye el “accidente del nacimiento”. Nacer en una
determinada familia condiciona enormemente el futuro de un niño. Y dentro de
sus investigaciones, ha demostrado que un niño que crece en una familia con
padres con formación universitaria escucha de media 2.153 palabras por hora. Un
niño con unos padres con la formación obligatoria escucha un promedio de 616
palabras por hora.
El impacto del tiempo pasado con
los niños, así como el lenguaje que escuchan van a incidir como factor que
facilitará en mayor o menor medida su formación. La habilidad en la
comunicación y el modo de desarrollar el lenguaje del niño está enormemente
influida por su entorno. Y aunque en el aula todos los niños escuchan lo mismo,
fuera del aula las diferencias son significativas.
Para conseguir que un niño
crezca, en toda la dimensión de la palabra, no basta con la adquisición de
conocimientos. Generar un clima emocional positivo también va a influir en su
desarrollo. Porque no hablamos de utopías, hablamos de aspectos físicos
cuantificables en nuestro cerebro. Si la educación debe ser un proceso de aprendizaje
para la vida, las emociones sí importan.
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