Me inscribí pensando que había descubierto el jardín del Edén.
Mi amiga iba a comer a restaurantes estupendos y pagaba sólo el 30 por ciento de la factura, mi vecino iba al parque de atracciones con la familia y los acoplados de turno y entre todos pagaban una entrada.. yo estaba fuera de ese chorreo descuentil, perdiéndome algo grandioso y pagando como una cretina, eso no podía seguir así...
Inmediatamente los cupones comenzaron a inundar mi mail, feliz cual perdiz veía lo barato que me saldría ir a comer hamburguesas a restaurantes que ni sabía que existían, o ir a hacerme limpiezas de cutis o alisados japoneses a precios irrisorios a centros de estética que me pillaban absolutamente a tomar por saco, obviamente ni fui a comer hamburguesas a sitios ignotos ni me hice alisados en la calle Montera, pero yo seguía entusiasmadas con el aluvión de ofertas imaginando la de miles de euros que me podría haber ahorrado si alguno de esos cupones me hubieran servido para algo...
Como en una relación bien avenida el número de visitas aumentó llegando a recibir hasta siete u ocho correos al día animándome a hacer una limpieza de bajos ( al coche, por supuesto¡) un blanqueamiento dental o a limpiar mis edredones casi pagándome a mi por ello.
Confieso que el precio saldo de muchas de las ofertas fue lo que comenzó a desenamorarme... No soy nada dada a malgastar el dinero,( vale, soy mas bien agarrada y rata de cola de alambre) pero que me expliquen como es posible que una sesión de láser que cuesta no menos de 70 euros en un centro de prestigio puede costarte 10 euros grupon por medio.. la cosa me escamaba mucho, y de los tratamientos de presoterapia ni hablamos.. descuentos de hasta el 90 por ciento... Es decir,¿ Que hay gente que paga 500 euros cuando por 45 le hacen lo mismo? lo siento, pero mi lógica matemática me impide creerme estos expedientes X.
Sé que igual fui injusta, que debería haberle otorgado el beneficio de la duda e ir a alguna sesión de láser para ver si el chollo era tal o era chasco pero de momento prefiero no jugármela con mis axilas.
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