Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?;
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.
Quejoso de mi fortuna
yo en este mundo vivía,
y cuando entre mí decía:
¿habrá otra persona alguna
de suerte más importuna?
Piadoso me has respondido.
Pues, volviendo a mi sentido,
hallo que las penas mías,
para hacerlas tú alegrías,
las hubieras recogido.
Estos versos extraídos del " EL Conde Lucanor" me han acompañado a lo largo de mi vida en multitud de ocasiones, en las que como la semana pasada me sentía metida dentro de una nube negra de mal fario y gafe extremo.. Todo me salía mal: interminables horas de atasco que me hacían llegar tarde a embargos abortados, ilusiones rotas, tardes en urgencias... vamos, semanas de esas que solo quieres meterte en la cama y que pase la tormenta...
Entonces iba por la calle con un amigo regodeándome en mi mala suerte, lo ceniza que era, y al tirar mi amigo la colilla que se estaba fumando al suelo veo a un pobre hombre desarrapado que sigilosamente se nos acerca por detrás y recoge la colilla y la guarda en una cajetilla mugrienta junto con otras en idénticas condiciones de reciclaje.
Y me digo" ¿ Pero de que coño te quejas alma de cántaro?" y no con el típico, " mal de muchos..." no, es que realmente debería estar agradecida a cada paso que doy la enorme fortuna que tengo, por mi trabajo, por mi familia, por mis amigos, porque pueden amanecer días lluviosos, pero siempre tengo un paraguas a mano, porque soy dueña de mi vida, y como dice el gran Mago More " No puedes cambiar los hechos, pero sí tu actitud antes esos hechos" y yo he decidido que mi actitud va a ser de sonreír a la vida, porque cuando sonríes a la vida la vida te sonríe a ti.
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