lunes, 23 de junio de 2014

LA NORIA

Aprovecho la coyuntura mundialista en la que nos hayamos inmersos para hacer una profunda reflexión sobre la similitud de lo ocurrido en Brasil a nuestra " Furia Roja" con la vida misma.

Vamos, como pasar del cielo al infierno en 90 minutos, como es posible acostarte un día siendo el mejor del mundo, imbatible, invencible, eterno, divino y amanecer siendo un paria, el primero en irse a casa, el peor del mundo ( vale, el peor de los mejores, pero el peor al fin y al cabo), como todo lo que ayer era admirable, imitable y puro arte hoy se ha convertido en un desastre, desfasado e inservible.

Y como asumir que ni ayer eras tan grande ni tan bueno como te habías creído y te habían hecho creer ni hoy eres tan malo como dicen los periódicos.

Asumir que el éxito o el fracaso dependen aparte de tu esfuerzo y valía personal de tantos factores ajenos a ti mismo, a decisiones que la mayoría de las veces tú no has tomado y tener la humildad para asumiendo tus propias culpas reconocerlo cuando nos ponen los laureles y la grandeza para aceptarlo cuando nos cubren de mierda.

Saber mirar hacia abajo cuando estás en lo alto de la noria, reconociendo y agradeciendo el camino vivido y saber que antes o después una vuelta del destino te bajará por narices, y cuando estés a ras de suelo mirar hacia arriba con la esperanza y la confianza de que antes o después volverás a ver tu mundo desde las alturas.

Saber caerse y saber levantarse, sacudiéndose el polvo y en la confianza de que dentro de 4 años volverá a sonar el silbato y la noria girará de nuevo porque la vida no se acaba con un partido y una derrota no es más que el comienzo hacia una nueva victoria.

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