Creo que no me queda más remedio que plantearme que definitivamente mi primigénito ha dejado de ser el bebé regordete de inmensos ojos al que entretenía con un limón mientras esperaba paciente en su sillita que yo terminase mis quehaceres y que sin saber cómo ni de que forma ya es todo un hombrecito a punto de entrar en la adolescencia, y mantener con él una conversación profunda en la que intente mostrarle el insondable universo femenino.
Le diré que para una mujer no hay nada más sexy que el sentido del humor, que si consigue hacer reir a una chica ya tendrá ganado las tres cuartas partes de su corazón, porque una persona con sentido del humor, capaz de reirse de si mismo en primer lugar es sin duda una persona inteligente .
Le diré luego que las mujeres encontrándomos tremendamente sexy la sinceridad, necesitamos poder confiar en los hombres, porque desde pequeñas nos han inculcado el rol de que los hombres son unos mentirosos, que solo van a lo que van, que son infieles, tramposos, truhanes y no siempre señores... por eso cuando alguien nos abre el corazón sin reservas, y vemos la verdad en mayusculas en sus ojos, cuando sentimos que podemos confiar en él entonces pasa a ser la persona más sexy del mundo.
Le diré que sea él mismo, que nunca intente ser otro que no es, que las mujeres encontramos sexy la personalidad, la independencia, la confianza en uno mismo.
Le diré todo esto, pero me callaré, que de momento y hasta que las chicas de su edad lleguen a entenderlo ellas encontraran sexy todo lo contrario.
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